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El último informe del Instituto de Estadísticas del Centro de Almaceneros de Córdoba volvió a exponer un panorama crítico para las familias trabajadoras. La medición de noviembre arrojó una inflación mensual del 2,4%, pero el dato que más golpea es otro: el 58,3% de los hogares no consiguió reunir el dinero necesario para costear la Canasta Básica Alimentaria.
El deterioro del poder de compra se explica, en gran medida, por el fuerte incremento de los alimentos. Las subas más notorias del mes se dieron en la carne vacuna, con un 10%, y en frutas y verduras, con un 6%. A esto se sumaron aumentos en servicios esenciales -particularmente electricidad y agua- y el nuevo cuadro tarifario del transporte urbano, que presionaron aún más sobre los ingresos.
Las señales que emite el sector comercial también revelan la profundidad de la crisis: según el relevamiento, las ventas minoristas de noviembre cayeron 9,2% interanual en volumen, mientras que en los últimos doce meses acumulan una retracción cercana al 22%. El informe del Centro de Almaceneros lo sintetiza con crudeza: un escenario de precios en alza convive con un “consumo deprimido y una actividad comercial en retroceso”.
Según el relevamiento, el 72% de las familias solo pudo alcanzar el valor de la Canasta Básica Alimentaria mediante distintas formas de asistencia estatal o financiamiento privado: casi nueve de cada diez hogares necesitaron endeudarse para poder comer.
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