El sector automotriz en alerta por caída del empleo y avance flexibilizador

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Foto: Télam

El diputado nacional y referente sindical Mario Manrique trazó un diagnóstico severo sobre la realidad de la industria automotriz y el rumbo económico del país. 

Según detalló, el sector arrastra una pérdida de entre 3.500 y 4.000 puestos de trabajo sólo en este año, mientras las terminales funcionan a menos de la mitad de su capacidad instalada, un nivel que ubica a la actividad en uno de los momentos más frágiles de las últimas décadas. A su juicio, la recuperación no llegará en el corto plazo: proyecta una etapa de estancamiento hasta bien entrado 2026 y recién imagina un ritmo productivo “normal” hacia 2027.

Manrique también vinculó esta crisis con un deterioro del clima social y comunitario. Describió un país donde crece la angustia por el encarecimiento de los servicios, la pérdida de poder adquisitivo y el retiro de subsidios, y donde se reinstala una lógica individualista similar a la de los peores años de la posconvertibilidad. “Pasamos de la idea de que nadie se salva solo, del Papa, al 'sálvese quien pueda' del 2001”, sostuvo, al remarcar que la desafección electoral también contribuyó al rumbo actual del Gobierno: “Mucha gente convalidó este camino votando en octubre, pero también se equivocó la que no votó. No votar es refrendar al que gobierna”.

En su análisis apuntó al plan oficial para avanzar sobre los derechos laborales y sobre la capacidad organizativa del movimiento obrero. Denunció que la estrategia del Gobierno consiste en “fragmentar a los sindicatos para imponer la flexibilización”, y que detrás del discurso de “modernizar” las reglas del trabajo se esconde la intención de quebrar la correlación de fuerzas entre empleadores y trabajadores. Recordó que cada vez que se aplicaron reformas pro-mercado en los '80, en los '90 y tras la crisis de 2001, el desenlace fue la destrucción del entramado productivo, algo que -según afirmó- vuelve a quedar expuesto en las definiciones recientes de referentes oficialistas como Federico Sturzenegger: “Cuando se rompe la relación de fuerza entre el trabajador y el empresario, siempre se impone la voluntad del empresario”.

El diputado ratificó que la salida no pasa por modificar leyes laborales sino por recomponer la actividad económica: “Si queremos crear empleo, no tenemos que reformar leyes laborales. Tenemos que revitalizar la economía, reactivar el consumo y fortalecer el mercado interno. Ningún empresario va a tomar personal que no necesita, aunque ese trabajador fuera gratis”.

En ese marco, calificó al actual esquema económico como un modelo de especulación financiera que acelera la desindustrialización del país. Señaló que cierran “decenas de fábricas por día”, que ya suman más de 250 mil despidos registrados desde el inicio de la gestión de Javier Milei y que, bajo esta orientación, “no va a haber más trabajo”. Para Manrique, el retroceso del aparato productivo y la ofensiva flexibilizadora conforman un escenario que exige una reacción organizada del movimiento obrero para proteger la producción nacional y los derechos laborales.

Con información de NA


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