Con el bono congelado, las jubilaciones siguen por debajo de la línea de indigencia

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Foto: Télam

El Gobierno oficializó este martes el pago del bono de $70.000 para noviembre, destinado a jubilados y pensionados que perciben el haber mínimo. Ese refuerzo, que continúa congelado, los ingresos de los adultos mayores seguirán por debajo de la línea de indigencia.

Con el bono incluido, la jubilación mínima ascenderá a $403.150, mientras que la Canasta Básica Alimentaria se ubicó en $520.529 en septiembre, según el INDEC. 

El haber base fue fijado en $333.150 tras un aumento del 2,1% en octubre. Para quienes cobren entre esa cifra y los $403.150, el refuerzo cubrirá únicamente la diferencia. Así, por ejemplo, un beneficiario con un ingreso de $350.000 recibirá un bono de apenas $53.150.

El propio decreto 771/2025, publicado en el Boletín Oficial, reconoce los efectos adversos de la Ley 27.609, que regula la movilidad jubilatoria, al admitir que el sistema “no resguardó el riesgo inflacionario” y provocó un “desfasaje entre la evolución de la economía y los haberes”.

Durante la gestión de Javier Milei se otorgaron bonos de $55.000 en los primeros meses de 2024 y de $70.000 desde marzo. Sin embargo, la pérdida del poder adquisitivo se mantiene: el haber mínimo actual apenas cubre el 77% de la canasta alimentaria, lo que coloca a miles de jubilados en una situación de extrema vulnerabilidad.

El beneficio, de carácter no remunerativo y sin descuentos, alcanzará a quienes perciben jubilaciones y pensiones contributivas de la ANSES, así como a beneficiarios de pensiones no contributivas y de la Pensión Universal para el Adulto Mayor.

Pese al discurso oficial que presenta los bonos como una medida de alivio, los datos revelan un escenario alarmante: las jubilaciones mínimas continúan sumergidas por debajo del umbral de indigencia, lejos de garantizar una vida digna para quienes trabajaron toda su vida.


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