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Foto: Télam
La industria pyme argentina atraviesa uno de sus momentos más delicados de los últimos años, con una producción en retroceso y un mercado laboral que se achica a un ritmo alarmante.
Según la última Encuesta Coyuntural de la Fundación Observatorio PyME, siete de cada diez empresas mantienen niveles de producción estancados o directamente en baja, y una de cada cuatro ya recortó personal en el contexto de la actual recesión.
De acuerdo a un informe que publicó Noticias Argentinas, el cual releva la situación de más de 400 firmas, la confianza empresarial sigue cayendo y la débil demanda interna se consolida como el principal obstáculo para la recuperación. En promedio, la producción cayó un 1,3% interanual en el último trimestre, mientras que el Índice de Gerentes de Compras (PMI) se mantuvo por debajo de los 50 puntos por tercer período consecutivo, señal inequívoca de contracción.
La situación se agrava con el frente externo: la presión de las importaciones golpea a niveles récord. El 45% de las pymes industriales advierte que está perdiendo mercado frente a productos extranjeros -principalmente de origen chino-, y un tercio asegura haber cedido ya parte de su clientela. Además, el sector denuncia prácticas de competencia desleal, incumplimientos de normas técnicas y hasta ingreso de mercadería de contrabando.
En este contexto, el empleo industrial pyme se convierte en la principal variable de ajuste. El relevamiento muestra que el personal ocupado cayó un 4,7% interanual, acumulando nueve trimestres consecutivos de pérdida de puestos de trabajo. El golpe más fuerte se registra en “Textiles y Calzado”, donde cuatro de cada diez empresas redujeron su plantilla.
Las pymes afirman que, entre el aumento del 33% interanual en los costos y la imposibilidad de trasladarlo a precios -solo el 35% pudo hacerlo-, la única estrategia que les queda es recortar gastos, reemplazar insumos nacionales por importados más baratos y, en muchos casos, reducir personal.
El sector advierte que, de no revertirse las condiciones de mercado y sin políticas que frenen el avance de las importaciones, la combinación de caída productiva y destrucción de empleo podría profundizarse en los próximos meses, dejando a miles de familias sin sustento y debilitando aún más la estructura industrial del país.
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